Excelente el espacio Desde la Presidencia, una respuesta al sentimiento popular, esperado y agradecido. Recordé cuando el joven Diaz-Canel, hoy presidente y Primer Secretario de Partido de Cuba, en aquel entonces aprovechando la mañana del 30 de septiembre de 1996 y que el Comandante en Jefe, Fidel Castro, se encontraba en Santa Clara para recorrer sitios de interés económico, imprescindibles en aquellos duros años de Periodo Especial.
El joven dirigente partidista pidió al Comandante que le permitiera hacerle saber al pueblo que él estaba allí, que lo dejara convocar a un encuentro en la Plaza de la Revolución Ernesto Che Guevara para esa misma tarde.
Fidel lo calificó de “una completa locura” debido al poco tiempo disponible para la convocatoria, pero dio su permiso y Santa Clara, como siempre, no le falló.
Cuenta que un diluvio empezó cerca de las 4 de la tarde y que inundó calles, avenidas y parques, ello no impidió que bajo sombrillas y capas primero y con el amaine del aguacero después, la ciudad se movilizara, mayormente a pie, hacia la Plaza a esperar a su líder.
Al pueblo de Santa Clara no le importó entonces las carencias de tiempos tan difíciles, ni la escasez de combustible, ni el calor, ni la lluvia, su pueblo estaba ahí, para reencontrarse con quien en pocas palabras devolvió la luz de la esperanza de tiempos mejores a un pueblo que nunca dejó de creer en la Revolución y, sobre todo, que nunca dejó de creer en él.
La presencia del líder, el “gigante de verde olivo”, era necesaria, comentaba el mandatario que: «Nunca antes nuestra Plaza había estado tan colmada y quizás solo volvió a verse así poco más de un año después, cuando Fidel volvió a acompañarnos aquel octubre de 1997 para recibir al Che y a parte de su Destacamento de Refuerzo».
¡Fidel, habla, te necesito! Era la súplica que miles de villaclareños en sus manos enarbolaban en carteles que inundaban la avenida principal del Complejo Escultórico, cuán petición de consuelo a ese padre que siempre supo reconfortar en días duros, consolar en medio del desasosiego y la incertidumbre, extender sus brazos para proteger a un pueblo.
Hoy en la continuidad de la generación histórica, el espacio de comunicación del presidente con su pueblo se convierte en fortaleza de la unidad, en la esperanza, en luz para enfrentar la incertidumbre de estos tiempos, los agradecidos pensando en Fidel, diríamos hoy: ¡Diaz-Canel, habla, ¡te necesito! ¡Muchas gracias, presidente!
Tomado de: Razones de Cuba
Cubanos Caminando 